La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una de las formas de psicoterapia más extendida y mejor investigada. Combina dos planteamientos terapéuticos: la terapia cognitiva y la terapia conductual. La decisión sobre qué método de tratamiento aplicar depende del problema, la enfermedad o el trastorno que haya. Sin embargo, la hipótesis básica de la terapia siempre es la misma: lo que pensamos, sentimos y cómo nos comportamos están directamente relacionados. Estos factores tienen una influencia decisiva sobre nuestro comportamiento. La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una estrategia orientada al problema. Se trata de trabajar con problemas actuales y de encontrar soluciones adecuadas para ellos. Una terapia cognitivo-conductual, entre otros, se aplica para el tratamiento de depresión, trastornos de ansiedad/obsesivos-compulsivos y de adicciones. También se aplica a enfermedades físicas tales como dolores crónicos, tinnitus y reuma. Ayuda a manejar mejor las molestias.

Terapia conductual clásica El concepto de terapia conductual no representa un planteamiento terapéutico, sino un grupo de diferentes procedimientos terapéuticos. Se basa en la teoría de que los trastornos psicológicos se deben a una conducta aprendida y, por tanto, también pueden desaprenderse. Los métodos de terapia conductual influyen sobre las condiciones relacionadas con el trastorno físico. Entre ellas se incluyen condiciones ambientales, el comportamiento de otras personas, así como el estado de la propia persona; por ejemplo, sus pensamientos. Para una persona que le tenga un miedo exagerado a los perros, esto significa que el afectado debe buscar contacto con los perros bajo instrucciones/supervisión estricta del terapeuta, con el fin de que pueda corregir su aprendizaje empírico “los perros son peligrosos y deben evitarse bajo cualquier circunstancia” a través de nuevas experiencias con perros. Paso a paso, el afectado aprende a volver a moverse sin miedo.

Para el tratamiento de fobias en parte también trabajamos con realidad virtual. A través de unas gafas VR, se simulan situaciones temerosas y los pacientes aprenden a regular sus miedos a través de un sistema de biofeedback. Tratamientos de realidad simulada pueden ser igual de eficientes que un tratamiento de confrontación y son realizables de manera más rápida.

Entrevista motivacional Miller y Rollnick definieron la entrevista motivacional como un «método directivo centrado en el cliente que busca la mejora de la motivación intrínseca para un cambio mediante la investigación y la disolución de la ambivalencia» (2009, S. 47). Tiene raíces profundas en la terapia centrada en el cliente de Carl Rogers (1951, 1959).»

Este planteamiento terapéutico hace hincapié en que hay que comprender el marco de referencia interno y las preocupaciones momentáneas del cliente. Se pone de relieve la discrepancia entre la conducta y los valores del individuo. Tanto en el caso de la entrevista motivacional como en la terapia centrada en los clientes, el terapeuta crea las condiciones necesarias para el crecimiento y la transformación. Transmite la actitud de comprensión adecuada (empatía) y una consideración positiva incondicional durante las conversaciones.

La entrevista motivacional es adecuada para el asesoramiento en casos de problemas de alcohol, nicotina, drogas y medicamentos; ante conductas de riesgos también de adolescentes y decisiones difíciles.

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