Investigadores de EEUU han hallado anomalías comunes en la sustancia blanca cerebral en niños con rasgos autistas.
El estudio ha sido dirigido por investigadores del Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York , en Estados Unidos. El nuevo estudio se ha centrado en la materia blanca, haces de nervios que transmiten información entre regiones cerebrales. Los autores de dicho estudio han afirmado que el vínculo entre la gravedad de los síntomas y los patrones estructurales de la sustancia blanca era más evidentes en la región del cerebro llamada cuerpo calloso, la cual conecta los hemisferios cerebrales izquierdo y derecho y permite la comunicación entre ellos.
El hecho de que se pudieran encontrar correlaciones entre los rasgos TEA y la estructura de la sustancia blanca a través de los diagnósticos sugiere mecanismos compartidos de la enfermedad y la existencia de biomarcadores que podrían utilizarse para guiar el diseño de pruebas diagnósticas y tratamientos más específicos. Este es el hallazgo de un nuevo estudio que destaca evidencia que apoya la teoría de que los mecanismos cerebrales subyacentes comunes pueden ser responsables de los rasgos autistas observados en ambos diagnósticos.
El TEA y el TDAH son dos de los trastornos del desarrollo neurológico pediátrico más frecuentes. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos calculan que aproximadamente uno de cada 68 niños sufre de algún grado de TEA, mientras que la Asociación de Psiquiátrica Americana se aproxima a que alrededor del cinco por ciento de los niños estadounidenses padecen TDAH.
Los investigadores analizaron imágenes digitales de los cerebros de 174 niños: 69 con diagnóstico de TEA; 55 con diagnóstico de TDAH; y 50 niños con desarrollo normal. Todos recibieron atención como pacientes ambulatorios en el Centro de Estudios Infantiles, parte del Hospital de Niños Hassenfeld en NYU Langone. La mayoría de los participantes eran varones, lo que refleja su mayor prevalencia de TEA y TDAH.
Además de los análisis categóricos tradicionales el equipo realizó análisis dimensionales, buscando datos a través de los grupos de diagnóstico. Esto proporcionó una imagen más completa de las asociaciones entre los síntomas del trastorno cerebral y la estructura de la materia blanca. Para el análisis dimensional se usaron formularios que completaron los padres sobre los comportamientos y síntomas del niño.
Al comparar la gravedad de los síntomas de TEA, independientemente del diagnóstico, con las imágenes cerebrales, los investigadores pudieron ver más claramente las relaciones entre el cerebro y el comportamiento. Concluyeron que cuanto más severos son los rasgos autistas del individuo, menor es la integridad de la sustancia blanca en las áreas afectadas del cerebro.